Perdonar no es olvidar, es sanar
En este episodio de Mujer Favorecida, reflexionamos profundamente sobre un tema que toca el corazón de todos: el perdón. Muy a menudo, perdonar se malinterpreta como debilidad o resignación. Sin embargo, en este diálogo revelador, exploramos cómo el perdón es una decisión espiritual poderosa que abre la puerta a la verdadera reconciliación.
¿Por qué cuesta tanto perdonar?
Durante la conversación abordamos cómo el dolor no resuelto, el orgullo y las heridas profundas hacen que muchas personas vivan atrapadas en el rencor. Sin embargo, aferrarnos al enojo solo extiende el sufrimiento.
Perdonar no significa justificar el daño, sino liberar nuestra alma del peso que impide avanzar. Como lo planteamos en el episodio: “El perdón no cambia el pasado, pero transforma tu presente.”
El perdón como mandato y como medicina
La Biblia es clara en cuanto al perdón. Jesús no solo nos enseñó a orar diciendo “perdona nuestras ofensas”, sino que también nos desafió a perdonar a quienes nos han herido, aun setenta veces siete.
Hablamos sobre cómo:
- El perdón restaura relaciones rotas
- Rompe ciclos generacionales de dolor
- Sana el cuerpo y el alma
- Nos reconecta con Dios y con nuestra identidad
Reconciliar es volver a unir lo que parecía imposible
Más allá del perdón individual, también hablamos de la reconciliación como proceso colectivo, familiar y espiritual. Cuando hay disposición de ambas partes, el milagro de la restauración es posible. Y cuando no, el perdón aún tiene valor: libera a quien lo otorga.